¿Has escuchado la frase, “mi jefe está detrás de las hormigas y los
elefantes le pasan por arriba”?
¿Has tenido algún jefe, excesivamente controlador, que te exige tantos
detalles de tu tarea y de forma tan repetida, que te dan ganas de abandonarlo
todo?
¿Sabes cómo son conocidos esos managers?
En este Post,
te regalo algunas reflexiones y lecciones
aprendidas, sobre los micromanagers, esos jefes súper controladores, que
quieren saber constantemente todos los detalles y terminan asfixiando a sus
colaboradores.
El
micromanagement es un problema bastante común en nuestras
organizaciones. Si miramos a nuestro alrededor, veremos con asombro, cómo se
quejan muchos de nuestros colaboradores o colegas de ello, aunque tal vez, ni
siquiera sepan, cómo se llama o cómo es conocido, este estilo de gestión.
Incluso, ya sea como jefe o como simple
colaborador, casi seguro te ha pasado también.
¿Pero, qué es el micromanagement?
Es un estilo de gestión, donde el jefe, el directivo, acostumbra a centrarse
en controlar de manera frecuente, hasta los detalles más insignificantes y sin
importancia, de las tareas
que según él, delega en sus
colaboradores y a la misma vez, ignorando o pasando por alto, los temas
realmente estratégicos y claves de su organización.
Anécdota Personal:
Hace algún tiempo atrás, Amaury, un joven ingeniero informático, amigo
de mi hijo, me contaba los sinsabores y los constantes conflictos que
enfrentaba con Carlos, su jefe inmediato, a tal punto que un buen día, lo
enfrentó y casi le cuesta irse de su empresa.
Resulta que tenía un jefe matraquilloso, que de informática sabía muy
poco y para colmo, no lo dejaba avanzar en sus proyectos.
Amaury estaba trabajando en el diseño de una nueva página web para la
empresa y a la misma vez, mejorando el software de control de almacenes. Había
acordado con su jefe, el plazo de entrega o de conclusión de las mismas, pero
no, cuándo iban a revisar los avances. Todos los días Carlos, le exigía a
Amaury, un informe con los detalles del avance de cada Proyecto.
No solo eso, pasaba a menudo por su puesto de trabajo, para chequear si
estaba trabajando y preguntarle cosas insignificantes. Le pasaba un correo de
recordatorio antes de irse, donde le exigía que debía enviarle el informe, con
copias al Director General, para dejar evidencias, según sus propias palabras.
Cuando no estaba en la empresa, el agobio era a través del teléfono.
En una ocasión, Amaury le reclamó a Carlos, que hacer un informe diario
no tenía sentido y que le robaba parte de su valioso tiempo, pues además, debía
explicarle el contenido de dicho informe. Que prefería trabajar a su manera,
sin perder de vista el objetivo final, tener un encuentro semanal y explicar
los avances del proyecto, todo cara a cara y si hubiese un inconveniente
puntual, que pudiera afectar el resultado final, entonces lo aclararía en el
momento, sin esperar tanto.
Carlos explotó, literalmente. Le dijo a Amaury que él era el Jefe y que
tenía mucha presión con esas tareas y que si no estaba arriba de él
constantemente, no iba poder cumplirla. Amaury que tampoco pudo contener la
ira, le dijo que él no estaba en “el preuniversitario” (grado escolar antes de
la Universidad) y necesitaba un poco de libertad y autonomía para poder tomar
decisiones del día a día.
En fin fue una situación difícil, que por suerte pudo ser aplacada por
un excelente Colega, que entraba en ese preciso momento a esa oficina.
Recordar esta anécdota, me hizo “trasladarme”, al tiempo de cuando yo
era jefe y ahora quiero compartir contigo
algunas lecciones aprendidas del micromanagement, así como algunas estrategias prácticas que te pueden
ayudar a enfrentar, este inadecuado estilo de
gestión.
Reflexiones y lecciones aprendidas sobre
el Micromanagement:
- Supervisar y Super-exigir son dos cosas distintas:
- La línea entre supervisar y exigir que las cosas se hagan según tu criterio, es muy delgada.
- El problema no es revisar o supervisar el avance de las tareas, con cierto nivel de exigencia, esa es una función y hasta una obligación de cualquier directivo.
- El verdadero problema, según mi criterio, es la frecuencia y la profundidad o el alcance de esas supervisiones.
- Esa presión y esa insistencia desmesurada, acaban con la paciencia de cualquier colaborador y lo que es peor, acaban con la confianza mutua.
- En el Control, hay que concentrarse en lo realmente importante.
- Dejar de controlar todos los detalles y concentrarse en lo realmente importante.
- No caerle detrás a las hormigas, esos pequeños problemas, detalles insignificantes de un proyecto y que te pasen por encima los elefantes, los verdaderos objetivos finales o esas tareas que sabes son claves y que te acercarían a ellos.
- ¿Vale la pena preocuparse demasiado por aquellas cosas dentro de un proyecto, un servicio o un producto, que cuestan centavos y malgastar cientos o miles de dólares en otras, que tal vez no lo ameriten?
- Recuerdo un manager que se preocupaba tanto de los detalles, que no dejaba escribir a uno de sus cajeros en un cartuchito pequeño de papel (bolsita para despachar dulces) sus cuentas de “bodeguero”, porque decía que debían ahorrar costos y sin embargo todos los días, botaban cientos de dólares en productos (dulces, panes y bagels) que no se vendían, sin hacer siquiera un análisis de inventarios iniciales y finales de las producciones, de los productos que menos se vendían, entre otros.
- Delegar y distribuir tareas.
- ¿Por qué sigues delegando
tareas de poca importancia y a la misma vez le das un seguimiento tan de
cerca? ¿Sabes delegar?
- ¿Por qué te molestas cuando un colaborador tuyo, toma una decisión sin consultarte previamente?
- ¿Cuánto tiempo le estás dedicando a explicar cada detalle de un proyecto o tarea, sin necesidad de hacerlo?
- ¿No sería mejor que le dijeras a tu colaborador o a tu equipo lo que realmente quieres de ellos y que a su vez, ellos escojan el modo, el cómo hacerlo?
- Implementar un sistema de seguimiento para asegurar resultados.
- Dar seguimiento, no significa que todos los días y a cualquier hora, debes estar exigiendo informes de cómo marchan las cosas, para tú estar al corriente.
- Lo importante sería establecer un sistema de trabajo efectivo y rutinas constantes para verificar, como por ejemplo, reuniones semanales o quincenales de trabajo, donde se chequeen los avances de cada tarea, proyecto y los acuerdos tomados (nuevas tareas) sobre determinado objetivo.
- Elaborar y distribuir minutas precisas de esas reuniones, donde se definan el qué hacer, quién lo va hacer y cuándo y que tu gente defina el cómo.
- Definitivamente el micromanagement no es es el mejor estilo de gestión.
- A pesar de que muchos estudiosos del management plantean, que este estilo no es necesariamente malo o negativo, (incluso es bueno en determinados sectores de prestación de servicios) está comprobado que las personas que se sienten extremadamente controladas, no rinden igual que el resto.
- ¿Se imaginan la cantidad de tiempo que pierde un micromanager, en asuntos sin tanta importancia o en tantos detalles insignificantes?
- ¿Tienen idea de la cantidad de cosas que pudiera estar haciendo en función de mejorar, de desarrollar nuevas ideas a la gestión de su área que aporten realmente a la misión y visión de su empresa?
Consejo
personal: Para obtener información de sus colaboradores, no necesitas
abrumarlos, agobiarlos, supercontrolarlos. Solo basta una buena comunicación.
Si te gustó el
post, me encantaría que respondieses estas dos preguntas y compartieras tus
respuestas.
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