¿Cómo ser más humanos en la gestión de personas? 9 criterios personales.

En los últimos años, he escuchado una frase despectiva, que por lo general la he tildado de chistosa, pero que me ha puesto a pensar en serio, su real significado.

Tal vez la hayas escuchado: “Fulano, eres director del área de recursos humanos, donde no hay recursos y mucho menos son humanos”

Esta frase me ha motivado a escribir este post, donde quisiera exponerte, las cosas buenas que he podido observar en aquellos directivos, mandos medios, que siempre me parecieron más humanos y por qué no, también los que menos me lo parecieron, a través de 9 criterios personales.

Sin haber hecho grandes estudios o encuestas, he podido percibir en mis 18 años de trabajo en el mundo empresarial, que aquellos que han sido más humanos, han durado más en sus cargos, han obtenido mejores resultados por más tiempo, han mantenido mejores relaciones interpersonales con sus colaboradores, han sido más creíbles y han sido mis mejores amigos.

Aquí te van mis 9 criterios personales, de cómo ser más humanos en la gestión de personas, no solo desde el área de recursos humanos, sino desde cualquier posición directiva.

1. Saluda a todas las personas.

Una de las cosas que más le duele a cualquier persona, en este caso empleado, trabajador, colaborador, es que alguien pase por su lado y ni siquiera lo salude. Esto es inadmisible, pero lo es más, en el caso de los directivos, porque supuestamente son los líderes, los que deben guiarte a conseguir resultados y si se comportan así, están enviando señales de que apenas le importas.

¿Por qué saludas efusivamente a los clientes externos y te olvidas de los internos?

Te aconsejo que seas amable, que saludes constantemente, no tienen que ser besos constantes como nos gustan a nosotros los latinos, unos buenos días, un saludo con la mano levantada, un apretón de manos, una palmadita, una pequeña sonrisa, le puede alegrar el día a tu colaborador y no cuesta casi nada.

2. Llama a los trabajadores por su nombre.

Una vez leí, que unas de las palabras más dulces que nos llegan a nuestros oídos, es nuestro propio nombre. Yo no sé si es cierto o no, pero de lo que estoy seguro, es que cuando llamas a un colaborador, a un colega, a un simple trabajador por su nombre, su disposición para escucharte y colaborar, aumenta considerablemente.

Yo tenía por costumbre aprenderme los nombres de una gran parte de los trabajadores, cuando trabajaba en empresas grandes y de casi todos los trabajadores, en empresas pequeñas.

Utilizaba muchos trucos, asociaba esos nombres a peloteros y futbolistas famosos, a artistas populares, a personalidades de otros ámbitos. Esto no solo me ayudaba a recordarlos, sino que se creaba una atmósfera de intimidad, de confianza. Créeme, esos trabajadores eran los que más me aportaban soluciones a la gestión de personas.

3. Comparte, reconoce y celebra.

Si algo aprendí de cómo conectar mejor con tu gente, es compartiendo, reconociendo y celebrando todo lo que puedas, pequeños logros, buenos resultados, cumpleaños, efemérides importantes. Con esto me refiero a que institucionalices las celebraciones, a mí me funcionó mucho, los encuentros trimestrales de gestión de capital humano. Cada vez que terminábamos el encuentro, socializábamos, incluso invitábamos a un familiar.

Estos encuentros no solo “desestresan”, sino que ayudan a conocerse y entenderse mejor, los unos a los otros.

4. Apoya a tus colaboradores en momentos difíciles.

La sensibilidad es unos de los grandes diferenciadores como seres humanos, por lo tanto no debes descuidar el apoyo psicológico, moral, espiritual e incluso material, que necesitan tus colaboradores, colegas, trabajadores en general, en momentos tristes y difíciles, como pudieran ser muertes de familiares, ingresos hospitalarios, enfermedades terminales prolongadas, accidentes caseros, crisis financieras hogareñas, etc.

Nada te dará más credibilidad que participar junto a ellos, en esos eventos, poner tu hombro, mostrar tus sentimientos de forma auténtica o incluso algunas cosas materiales que no tienen que ser tan costosas, como un ramo de flores, compras de medicinas, coordinar el traslado de familiares, préstamos o regalos de dinero, etc.

5. Admite tus errores, ten paciencia para aceptar que eres imperfecto.

Debes tener el valor de admitir y asumir tus errores, no achacárselos a otros, tienes que tener paciencia con tu gente, ellos también se equivocan a menudo y eso pude ser bueno, porque aprenderán más rápido. En fin, trata de aceptar que eres imperfecto al igual que el resto de los mortales.

Un error frecuente, es tratar de que tu gente entienda los problemas igual que tú. Todos tienen criterios diferentes, diferentes miradas, por suerte.

6. Más comunicación cara a cara. Escucha sus preocupaciones y sus nuevas propuestas.

En esta era tan tecnológica y tan veloz, donde queda muy poco tiempo para las interacciones personales, debes retomar los encuentros cara a cara, mirándoles a los ojos a tu gente y diciéndoles qué te gusta de ellos y qué no, qué deben mejorar y por qué, pero sobre todo, escucha sus preocupaciones, sus insatisfacciones, sin intermediarios y ocúpate de resolverlas, aunque sea en parte.

Escucha todo lo nuevo que tengan que decirte tus colaboradores, nuevas formas de hacer, de mejorar y ponlas en práctica.

7. Critica los malos comportamientos, pero no hiriendo a las personas.

He conocido directivos que disfrutaban criticando a las personas, pero sobre todo humillándolas, incluso delante de sus compañeros de trabajo.

No descubro nada diciéndote que eso es nefasto, pero que también es común, aunque no generalizado. Me explico, casi siempre en una empresa hay uno o dos directivos con estas características, observa bien y los podrás identificar.

Los malos comportamientos se deben criticar y combatir, pero nunca denigrando a las personas. Debes evitar las burlas malsanas y sobre todo, aquellas delante de otros.

Por suerte también he tenido buenos jefes, que no solo me criticaron adecuadamente, algunos malos comportamientos, sino que los olvidaron con el tiempo. ¿Para qué tanto rencor acumulado?, me decían.

8. Acepta la diversidad, no discrimines.

A pesar de las políticas sobre diversidad, bien escritas y diseñadas en nuestras empresas, todavía persisten rasgos arcaicos de discriminación. Viví en carne propia en una empresa una experiencia, que por mi “inexperiencia laboral”, me hizo tomar decisiones erradas. Un director general de una empresa, que no menciono por ética, casi me obliga a rechazar, en la etapa de preselección de candidatos, a dos excelentes aspirantes por profesar una religión, donde no se trabajaba los sábados. Eso me martilló el cerebro durante algún tiempo, hasta que buscamos alternativas reales y factibles para todas las partes.

Parece ciencia ficción pero no lo es, debemos recuperar el respeto perdido, como me decía una vez un destacado profesor de gestión por valores.

Debes aceptar a las personas como son y valorarlas por los aportes reales que hagan a la empresa, no por su sexo, religión, país, o zona geográfica dentro un propio país, preferencias sexuales o ideologías.

  

9. Ten sentido del humor.

Tener sentido del humor, no es ser gracioso, ni caer en gracia constantemente. Pero debes verle el lado positivo a las cosas, no ser tan negativo, reírte incluso de muchos de tus errores.

Utilizar chistes sanos, apropiados, inteligentes en reuniones o en presentaciones, de forma espontánea, ayuda a descongelar situaciones. No es tirar todo a “relajo”.

La risa es un buen antídoto contra el estrés y créeme, hasta en situaciones de conflicto laboral, puede aflojar tensiones, de manera natural.

¡Cuántas personas amargadas a nuestro alrededor!, perdiéndose los beneficios de un buen sentido del humor. Ayúdalas a sonreír.

Si te gustó este post, te agradecería que adicionaras otras maneras o consejos, para ser más humanos en la gestión de personas. 

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