Friday, January 22, 2016

¿Buen directivo, buen padre? 5 lecciones aprendidas de un directivo de gestión de personas.

¿Buen directivo, buen padre? 5 lecciones aprendidas de un directivo de gestión de personas.
Hoy es el cumpleaños 22 de mi niño Tayron, niño, porque así lo veo aún. Hace 4 meses que no lo veo físicamente, porque vine a vivir y a trabajar a los EEUU.
Con este post, quiero contarte 5 lecciones aprendidas, que me ayudaron a mejorar como mando medio y como directivo, aplicando experiencias como padre.


Evocando anoche en la cama, los momentos difíciles por los que tuve atravesar, las cosas que tuve inventar para alimentarlo y cuidar su salud, en uno de los momentos más duros de la historia de mi país natal, bautizado como “período especial”, me hicieron reflexionar, sobre las similitudes de mi función como padre y posteriormente como directivo.
Faltaban casi 6 meses para graduarme como ingeniero industrial, cuando vino al mundo, mi pequeño gigante. Nació con bajo peso y en el cunero del hospital, cogió una extraña bacteria o virus, que después le trajo consecuencias en su salud. Una lesión estática en el sistema nervioso central, que dificultó su sistema locomotor fino e incluso su habla.
Para que tengas idea, se vino a sentar al año. Resumiendo para no aburrirte, fue a una escuela de aprendizaje especial. Ahora ayuda a su mamá en la venta de ropa reconstruida al por menor, en su casa. Todo un luchador.
Te cuento esto, porque a la vuelta de unos años de su nacimiento, me convertí en especialista principal de recursos humanos, en una empresa pesquera de tamaño mediano y después en directivo de la propia área, en varias empresas más y quiero contarte 5 lecciones aprendidas, que me ayudaron a mejorar como mando medio y como directivo, aplicando experiencias como padre, algunas positivas y otras negativas.
  1. Buen administrador de la casa, mejor administrador en el trabajo.
Aprender a manejar el escaso dinero que entraba a mi casa, priorizando alimentos, medicamentos y ropa, sobre todo para mi hijo, me preparó para no despilfarrar recursos escasos y a veces abundantes, en mi trabajo.
Mientras que muchos colegas gastaban recursos porque pensaban que en el próximo ejercicio presupuestario se lo recortarían, yo trataba de reutilizar de muchas formas los mismos recursos.
Fui el primer mando medio en utilizar papel reciclado en grandes cantidades,(en esa empresa pesquera) es decir, iba a empresas vecinas que eran poderosas en recursos y recogía grandes cantidades de papel, ya utilizados en informes o reportes y los volvía a utilizar en borradores e incluso en informes internos del área. Les exigí a mis colaboradores hacer lo mismo.
Al principio me tildaban de tacaño, de raro, pero cuando se dieron cuenta de los ahorros, por tan solo aplicar este concepto y los beneficios para cada área, en forma de retribución variable, empezaron a creer en mí y se sumaron a la misma causa.
Esto unido a otros trucos para ahorrar gastos innecesarios en mi área, me fueron creando una cultura de ahorro, que hasta el día de hoy he aplicado e inculcado tanto en mi vida laboral, como en la personal.
  1. Dedicar tiempo a mi hijo, dedicarle tiempo a mis colaboradores y colegas.
Salir del trabajo y llegar cansado a la casa sobre las 6 de la tarde, era una escena muy común en mi vida. Pero siempre traté, (algunas veces no lo logré, te soy honesto) de reservar un tiempo para jugar con mi niñito.
A pesar de sus limitaciones físicas, era un niño muy social y se relacionaba bastante con sus amiguitos, a tal punto que si íbamos a jugar baloncesto o pelota, a empinar papalotes, a jugar bolas, chapas, a los escondidos, en fin cualquiera de aquellos juegos que hoy parecen ciencia ficción o mejor dicho, cosas del pasado, por las nuevas tecnologías, siempre arrastraba a un grupo de ellos.
Ya no solo atendía a mi hijo, sino a todos sus buenos amiguitos, era un poco estresante al principio, pero la felicidad de mi hijo, me hacía redoblar los esfuerzos y de verdad que fueron momentos muy agradables.
En el trabajo, me di cuenta que dedicarle tiempo a los problemas de mis colaboradores y colegas, de participar junto a ellos en momentos importantes para sus vidas, ya fueran celebraciones o tristes novedades, me hacía mejor persona, me daba credibilidad como jefe y sobre todo me ganaba el respeto y la confianza de todos ellos.

  1. Comunicarme con mi hijo, comunicarme con mi equipo.
Hablar mucho con mi hijo, era uno de mis favoritos. Primero porque me complacía enormemente y segundo porque quería que mejorara su habilidad para hablar. Yo escuchaba atento todas sus travesuras del día, abriéndole los ojos, cómo asombrado.
Todas las noches le contaba cuentos, algunos hasta inventados por mí. Hoy todavía se acuerda de algunos de esos cuentos, ¡increíble, porque yo casi ni me acuerdo!
Me preguntaba mucho, de todo, al igual que hacen la mayoría de los niños, pero al principio yo cometí algunos errores, al no hablarle claro y directo, ya sea por miedo a las respuestas o por mi inmadurez como padre. Por suerte eso fue cambiando y mejorando con el tiempo, incluso en temas “peliagudos” como el sexo, la masturbación, la separación con su madre, la relación con su padrastro, etc.
De mis jefes y de mis lecturas, aprendí buenas técnicas y herramientas para comunicarme con mi gente, pero sin dudas hablar de cosas difíciles, de romper con el secretismo, me fue muy útil mi experiencia como padre.
Siempre tuve por norma, que mi gente debía saber todo lo importante que pasaba o que iba a pasar en la empresa, por mí y no por terceros. Claro, había temas o documentos que eran “ultra clasificados” y por ética no podía develarlos, sin el consentimiento de mis superiores.
Cada vez que terminaba un encuentro con mi gente, le daba unos minutos para que me explicaran o me contaran sus preocupaciones. Si en la primera parte de esos encuentros o meetings, salían ellos con acuerdos y tareas, en la segunda parte, el responsable de buscar soluciones era yo mismo. A tus colaboradores debes escucharlos y comprometerte con resolverles sus preocupaciones, es la única manera de comunicarte con eficacia.
  1. Enseñándole cosas importantes, capacitando y entrenando a mi equipo.
Increíble lo que aprende un niño lleno de energía y motivación. Con mucha paciencia, lo enseñé a montar bicicleta, sin apenas sostenerse en pie por sus problemas psicomotores, aprendió a jugar baloncesto en parte gracias a mí y en parte por vivir cerca de un terreno para esos fines. Lo enseñé  a pescar, a montar caballos, a empinar papalotes, a cortarse las uñas, a cepillarse los dientes, a jugar dominó, casi sin saberse los números, pero sobre todas las cosas a jugar béisbol o pelota, como simplemente le decimos. Es su gran pasión.
Todos esos juegos de equipo, lo ayudaron a valorar y a ayudar a los menos habilidosos, porque créeme, fue y sigue siendo un excelente aprendiz. No lo enseñé a manejar porque eso sí me dio tremendo miedo, pero un amigo mío casi lo logra con él. Esto es un reto y un desafío que espero lograr en los próximos años.
Por supuesto traté y sigo tratando de enseñarle muchas cosas importantes para la vida e inculcándole valores fundamentales, como el respeto a los mayores, el comportamiento con las mujeres, la sinceridad, el no buscarse problemas en la calle, en querer a su familia y a sus amigos, aunque algunas las tendrá que ir aprendiendo solo.
En el trabajo, he tenido que chocar con lo mismo. Lo primero que hago con los equipos que he tenido que liderar, es ocuparme personalmente de su capacitación y desarrollo. Primero enseñándole todo lo que pueda de la profesión y segundo, gestionando con terceros otras habilidades y conocimientos.
Me di cuenta que mientras más sabe tu gente, mejor hace su trabajo, se compromete más y de paso te libera de hacer cosas personalmente, de tener más tiempo para ti.

  1. Guiando a mi hijo, dándole el ejemplo y tratando de liderar a mi gente en el trabajo.
Sin dudas, la principal lección, es predicar con el ejemplo. En mi experiencia personal tuve algunas lagunas iniciales. Decirle a tu hijo que haga una cosa, porque es mejor que otra, es esencial, pero si después descubre con sus ojos, que tú no cumples con esa máxima, es letal.
Por suerte nunca he fumado, por eso decirle que fumar dañaba su salud, me fue fácil y lo ha cumplido al pie de la letra, a pesar de tener abuelos que son o fueron grandes fumadores. Al verme como su ejemplo a seguir, hasta le exigía a sus abuelos que abandonaran ese hábito.
Pero hubo otros comportamientos míos que al principio fueron muy chocantes con lo que le predicaba, pero por suerte los pude corregir a tiempo.
En el trabajo, me ha pasado igual, me era muy fácil convencer a mi gente que la preparación y el entrenamiento continuo eran muy importantes en la vida de cualquier profesional. Siempre les inculqué que estudiaran al menos una hora en un tema específico de RR.HH., que esa era la mejor inversión que iban a hacer en sus vidas. Me creían, porque simplemente me veían haciéndolo.
Créeme, con otras cosas fue un poco más difícil, como en la vida misma como padre. Pero nunca dejé de intentar mejorar en las cosas que no me salían bien.
Algunos ejemplos negativos, tales como alzar la voz a un colaborador, encabronarme y enfadarme sobremanera, con algún mal resultado, fueron comportamientos iniciales que me restaron credibilidad, pero el solo hecho de reconocerlo y pedirle a mis colaboradores a que me ayudaran a superarlo, fue una gran experiencia.
No todo en la vida es color rosa, ni todo es blanco o negro, hay tonos grises y hasta el sol tiene manchas, pero lo importante como me decía un buen jefe que tuve, es lograr, que esas manchas no impidan ver la luz del sol.
Somos imperfectos, somos simplemente humanos, pero hay que luchar por ser un ejemplo, si no, no seas directivo, dedícate a otra cosa.


Estas son mis 5 lecciones aprendidas en el tránsito de padre a directivo, ¿me cuentas y compartes las tuyas?

4 comments:

  1. Me gusta mucho este nuevo articulo Juan Carlos, esta lleno de sensibilidad y amor tanto a su hijo, la familia, colaboradores y al propio trabajo.En mi experiencia de 32 años de trabajo en Recursos Humanos dedique muchas horas de esfuerzo personal y a mi adorado hijito a la profesion conviviendo dentro de una oficina con mis colaboradores y el resto del personal de la empresa donde laboraba, increible que desde mi propio puesto de trabajo podia dedicarle atencion a sus labores escolares, disfrutar de sus dibujos, de su quehacer diario entre deporte(dedicado a la practica del tenis de campo) y estudios, y como ver que mi hijito crecia,entendia y hasta en muchos momentos me daba sugerencias en determinados temas laborales, se hizo todo un experto en RRHH y a la vez le inculcaba el amor al trabajo, la diciplina, la organizacion, las relaciones interpersonales,etc.Ya hoy todo un hombre de 29 años, le he dado lo mejor que se le puede dejar en herencia a un ser humano,entre su formacion profesional pues es Lic.en Licologia, Lic.en Masaje Terapeutico y Coash de Tenis y garndes valores como ser humano, como parte de mi ejemplo personal y destaco en el su cualidad como Lider en medio de un grupo, es en esencia todo un directivo y la capacidad
    de saber interactuar con las personas, este aprendisaje se lo debemos a la actividad de recursos humanos, por ser SIMPLEMENTE HUMANOS.Gricelia Rodriguez Morales.

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  2. Perdon Juan Carlos en mi comentario quice decir Lic.en Sicologia.......y a continuacion... (grandes). Gracias.Gricelia Rodriguez Morales.

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  3. Hola Juan Carlos conmovedora historia con tu hijo y excelentes aprendizajes, gracias por compartirlos. Saludos

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