Existen algunos tipos de
“jefecillos”, que tal vez no abunden tanto en cantidad, pero casi siempre hay
al menos uno en tu empresa. Me refiero a esos que se pasan la vida adulando al jefe superior y maltratando a su gente,
a sus propios colaboradores.
Sin ser psicólogo (ojalá muchos psicólogos comenten en este post), he tratado de entender las causas de este mal, las características comunes de estos “jefecillos” y cómo debemos actuar desde el área de gestión de personas, para tratar de mejorar sus comportamientos.
En este Post, te expongo algunas conclusiones a las que he llegado y que quiero compartir contigo.
A
pesar de que nunca me han gustado estas personas, créeme, como colegas
que han sido, por lo general he tratado de que cambien su comportamiento, a
través de consejos y de un grupo de acciones para hacerles ver lo importante de tratar bien a su gente, por encima
de todo.
Algunas veces lo he logrado,
otras no tanto. Muchos de estos últimos no han logrado obtener resultados
duraderos en el tiempo y hasta han tenido que abandonar el barco.
En mi experiencia como
directivo, los he podido detectar de diferentes
maneras.
Algunos,
en los propios espacios de reuniones con el
resto de los directivos, donde exaltan
con elocuencia cada decisión de su jefe, casi nunca los contradicen en
nada y a la misma vez son capaces de asegurar,
que su gente es la responsable de sus fracasos y que tomarán medidas
drásticas con ellos.
Otros,
de disímiles maneras: conversando con sus
colaboradores o con otros colegas, en encuestas sobre clima laboral, en evaluaciones de 360 grados,
observando cómo se comportan con sus colaboradores, (por lo general cuando dan
malas contestas, gritos por cualquier cosa, haciéndolos pasar pena delante de
otros, señalándoles faltas públicamente y un largo etc.)
Tratar bien a tus jefes no es malo, todo lo contrario, es ética, profesional y humanamente aconsejable hacerlo.
Lo
malo es que la gente perciba que ese
trato no sea auténtico, que
esconda segundas intenciones, que sea tan desmedido, visible y tan
desbalanceado con el trato a su propia gente. De
estos últimos, trata mi post.
¿Cómo es posible que una persona
trate bien a algunas personas, sus jefes y sea tan déspota con otros,
precisamente con aquellos que dirige?
¿Por qué tratan
“tan bien” a su jefe?
- Deseos irresistibles de agradarlo para obtener algo a cambio:
- Mantener un cargo, obtener un ascenso, lograr prestigio por opinar igual, un aumento de salarios, un reconocimiento por apoyo incondicional y absoluto, estar en sus círculos personales.
- Escasez de ideas innovadoras:
- Al no tener ideas innovadoras o muy pocas, se contenta con ser un sumiso segundón, repitiendo consignas, lemas, frases que acostumbra decir su jefe.
- Por mostrar autosuficiencia (muchas veces insuficiente):
- Se creen conocedores de todos los temas que se discuten a diario en la empresa y levantan su mano y su voz de forma automática, detrás de la de su jefe.
- Cuando le toca argumentar su decisión prácticamente repite el mismo discurso de su jefe, careciendo de ideas propias.
¿Por qué tratan
tan mal a sus colaboradores?
- Para tapar u ocultar su incompetencia técnica o su complejo de inferioridad:
- En el fondo percibe que muchos de sus colaboradores saben más que él y aunque no lo reconozca públicamente, lo hace a través de la ira, del mal carácter, de la gritería.
- Por inseguridad en su permanencia en el cargo:
- Ven demasiadas “sombras” a su alrededor y desean desestimularlas.
- De hecho muchas veces lo logran y lamentablemente se van excelentes trabajadores, con mucho potencial y talento.
- Por carencia de métodos y estilos adecuados de dirección:
- Esta insuficiencia provoca muchos errores de comunicación, de flexibilidad en el cumplimiento de las metas, que van atentando con el buen clima y ambiente laboral.
- Porque le interesan más las metas que las personas que lo rodean y hacen posible su cumplimiento:
- Le impone a su gente un sistema de trabajo, donde prima el logro de resultados a toda costa, incluso por encima de su motivación y por lo general, exige obediencia inmediata.
- Les gusta decir: “haz lo que yo te digo y punto” y le importa un comino ser más humano en su gestión.
- Por tener niveles bajos de autoestima:
- Muchos afirman que la autoestima de un individuo, define la calidad de las relaciones interpersonales (con otras personas), intrapersonales (consigo mismo) y con su entorno (con lo que le rodea).
- Recomiendo ¿Liderazgo de Mourinho en aprietos? 3 lecciones importantes para directivos y mandos medios.
¿Cómo debes
actuar desde el área de gestión de personas?
- Asegúrate de que el sistema de evaluación de los directivos, incluya aspectos de relaciones interpersonales en su equipo y que sean evaluados de forma objetiva y veraz.
- Identifica aquellos jefes que asumen estos malos comportamientos y conductas.
- Organiza con ellos una reunión privada, para buscar su compromiso con la mejora, donde le expongas con sinceridad y claridad, la importancia de su rol en la empresa y la necesidad de corregir sus errores, principalmente en el trato con sus colaboradores. (efectos personales, como jefe y como persona y para la empresa).
- Recomienda un grupo de acciones para mejorar sus comportamientos e inclúyelas en su plan de preparación individual como directivo. Te recomiendo leer, 12 Claves para construir credibilidad como líderes.
- Busca y proporciónales asesoramiento y ayuda con el Psicólogo de tu empresa o con Coachs externos.
- Identifica necesidades de capacitación en métodos y estilos de dirección y herramientas de gestión de personas. Trata de cerrar esas brechas con acciones efectivas.
- Ayúdalos a desarrollar un sistema efectivo de trabajo con sus equipos.
- Asegúrate que le sean reconocidos los avances que vayan alcanzando, en la mejora de su trato con sus colaboradores.
Tratar bien a las
personas, debería ser uno de los
requisitos más importantes para seleccionar y evaluar a los directivos
en cualquier nivel. ¿O qué van a dirigir, vacas?
- Sin embargo, algunos directivos se empeñan en seguir poniendo más foco en los resultados, en el qué lograr y no en el cómo lograrlos a través de las personas que los rodean.
- Buscar ese equilibrio entre el qué y el cómo, beneficiará tanto al propio directivo como a la empresa donde labore.
- Lograr que este tipo de directivos cambie, es una tarea difícil, pero no imposible.
- Hay que llevarse bien con los jefes, pero mejor con tus colaboradores, ¿O no, qué tú crees?
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¿Tienes
en tu empresa algún directivo con estas características?
¿Qué
otras recomendaciones consideras necesarias, para que cambien sus
comportamientos y no lamentar su salida?
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